08/07/2012 – La prohibición de escala de un ‘crucero gay’ en el puerto marroquí de Casablanca, unido a la polémica por las supuestas amenazas de un predicador contra un periodista de tendencia liberal, han vuelto a poner en el tapete el tema de la libertad sexual en Marruecos.
La compañía estadounidense RSVP Vacations, especializada en turismo homosexual, informó en una carta a sus clientes de que el crucero ‘Nieuw Amsterdam’, en el que viajan 1.569 pasajeros gays y 869 tripulantes, no haría escala en Casablanca después de que las autoridades de ese país denegaran a última hora el permiso concedido previamente.
Hasta el momento, ninguna fuente oficial ha ofrecido una explicación sobre los motivos de esta prohibición en un país donde la homosexualidad está penada con cárcel de entre 6 meses y 3 años de cárcel (artículo 489 del Código Penal) y donde el tema es uno de los tabúes más férreos en la sociedad.
La compañía RSVP aseguraba en su carta que Marruecos ha mostrado una “tolerancia histórica de bienvenida a los turistas gays”, pero lo cierto es que la homosexualidad se practica en este país a escondidas y quienes se han atrevido a ‘salir del armario‘ y proclamar públicamente su condición han terminado por fijar su residencia en Francia o España.
En una sociedad cada vez más conservadora, las libertades sexuales se han convertido en un asunto que se dirime en artículos de prensa, en tribunas políticas y hasta en los púlpitos de las mezquitas.
Que se lo pregunten al periodista Mojtar Ghaziui, del diario Ahdaz al Magrebiya, quien ha sido amenazado por un predicador de la ciudad oriental de Uxda por haberse manifestado en un debate público a favor de la libertad sexual, incluso si se trata la de su propia madre, hermana o hija.
El predicador Abdalá Nhari, conocido por sus posiciones ultraconservadoras, le respondió en un vídeo disponible en Youtube que esas opiniones significaban una promoción del adulterio y hacían de Ghaziui un “cornudo“, y que era sabido lo que Mahoma opinaba al respecto:
«Matad al que no siente celos».
La Fiscalía General de Uxda consideró que el predicador había ido demasiado lejos y ha abierto una investigación por la supuesta “incitación a la violencia”, lo que demuestra que el Estado ha tomado cartas en el asunto y ha querido atajar un discurso religioso radical que se expresa cada vez más abiertamente.
El debate sobre la libertad sexual es el enésimo caso de controversia entre los sectores laicos y conservadores en Marruecos, que se han agudizado con la llegada al gobierno del Partido Justicia y Desarrollo (PJD, islamista) y sus polémicas decisiones sobre el alcohol, los juegos de azar o el control de las televisiones.
Fue la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) la que en una reciente conferencia sobre el estado general de las libertades en Marruecos solicitó abrogar el artículo 490 del Código Penal, que castiga con penas de entre uno y doce meses de cárcel a todo el que tenga una relación sexual extramarital.
Lluvia de críticas
Esa petición hizo que llovieran las críticas sobre la AMDH como una organización que trabaja por temas ajenos a las preocupaciones del marroquí de a pie, que se deja imponer agendas extranjeras y que con peticiones así mina los valores de la identidad marroquí, por citar los argumentos más utilizados en distintos artículos de prensa.
Jadiya Riadi, presidenta de la AMDH, consideró en declaraciones a Efe que las críticas recibidas “se aprovechan de la ignorancia y el analfabetismo en la sociedad”:
“Una sociedad condicionada por una educación rígida que no predispone a la persona a aceptar al que es diferente porque los jóvenes no son educados en la tolerancia”.
Riadi admitió que la libertad sexual no está en el corazón de las preocupaciones del marroquí de a pie, pero añadió:
“Los derechos y libertades son indivisibles y no cabe hablar de libertad de expresión si excluimos el derecho al uso del propio cuerpo”.
Además, llamó la atención sobre la acusación de que su asociación se deja imponer agendas ajenas, algo que va unido a la campaña de descrédito sobre la financiación de las ONGs: según ella, tratan de ‘manchar‘ el trabajo global de ciertas asociaciones para descalificarlas con fáciles argumentos sobre inmoralidad.
El gobierno encabezado por el islamista PJD guarda un prudente silencio ante el debate, y los ministros de sus partidos asociados, de tendencia más liberal, han permanecido mudos ante la polémica.
Fuente: Periodista Digital /EFE